Por Carlos Rosa Rosa
El ruido, al parecer, no es del agrado del ‘infielder’ Wilberto Ortiz. Él prefiere hacer las cosas en silencio, como lo aprendió en su pueblo natal, Santa Isabel.
Calladamente, Ortiz ha estado quemando la temporada con los Gigantes de Carolina.
Jugando en la antesala y en la intermedia, Ortiz ha sido productivo para los Gigantes desde el inicio de la campaña.
Sin incluir la jornada de ayer, Ortiz marchaba quinto entre los líderes de promedio de bateo con .336 y quinto entre los mejores en carreras anotadas con 23. También ha remolcado 16 carreras y ha sacudido 13 dobles.
“Vengo de un largo descanso y he podido producir para Carolina. Aquí, lo único que trato de hacer es mejorar y ayudar al equipo a ganar juegos. Es la mentalidad”, apuntó Ortiz, quien atraviesa su tercera campaña con los Gigantes.
Su desempeño fue tal que la gerencia de los Gigantes tomó la decisión de canjear a uno de sus jugadores franquicias, el intermedista Rubén Gotay, en medio de esta campaña.
Con la llegada de Jeffrey Domínguez, Ortiz pasó a la segunda base y el resto fue historia. “Cuando Rubén salió del equipo, no pensé que la posición era mía. Solo pensé que debía seguir haciendo el trabajo para continuar jugando a diario”.
En las Menores, Ortiz calladamente también logró impresionar a su primera organización, los Angelinos de Los Ángeles. En su tercer año, a sus 22 años, ascendió a la filial Doble A, repitiendo la liga en el 2009.
Sin embargo, su permanencia en la organización duró hasta ese año. Esta temporada pasó a los Nacionales de Washington y comenzó en Clase A fuerte su participación hasta que se lesionó la mano derecha y perdió la segunda parte del torneo.
Fue cuando descansó y retornó a juego con los Gigantes en octubre.
“Gracias a Dios ya estoy recuperado totalmente. Y espero que la experiencia me ayude en la Triple A, que es lo que quiero alcanzar en los entrenamientos. Hay un buen chance en la organización y quiero aprovecharlo”, indicó Ortiz, de 25 años.
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